Innovar de forma segura: anhelo del cliente y desafío de los bancos
Por: Luis Rego Vicepresidente de Servicios Financieros de Unisys para América Latina.
Bogotá, Septiembre 26 de 2019. Cuando pensábamos en la industria bancaria desde el punto de vista del cliente, pronto imaginábamos colas larguísimas y burocracia. Sin embargo, esta visión se ha vuelto obsoleta con la era digital. En los últimos años, hemos visto una creciente oferta en Colombia de servicios tradicionales a través de Smartphones, que simplifica procesos y transacciones. Nuevas facilidades ya son comunes para los colombianos, ya sea a través de fintechs o procesos, nuevos métodos de pago, opciones y análisis de crédito, entre otras tecnologías financieras fuera del sistema bancario.
Según el último informe de operaciones de la Superintendencia Financiera, en el primer semestre de año, Internet fue el canal que más dinero movió llegando a 1.687 billones de pesos. El informe destacó que uno de los canales preferidos por los clientes al realizar sus operaciones bancarias es su teléfono móvil, que pasó de 69,9 millones de transacciones en 2015 a 1.667 millones en 2019.
Con el gran volumen de información, aplicaciones y datos, el sistema Open Banking o banca abierta llega con la propuesta de ser un espacio organizado y eficiente para servicios bancarios y que empresas tradicionales compitan en igualdad de condiciones con los bancos digitales. El principio de este sistema es liberar a los usuarios y asegurarles de que son dueños de sus propios datos, lo que les permitirá, por ejemplo, organizar su información financiera en plataformas fintechs.
La Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia -Asobancaria- señala que en Colombia ya se han dado algunos pasos desde el Gobierno y el sector privado para implementar estas tendencias en el país. Evidencia de ello es la política de explotación de datos, que tiene como objetivo aumentar el aprovechamiento de datos para que generen valor social y económico. Según la entidad, esto ha convertido a Colombia en el primer país de América Latina y el octavo en el mundo en contar con una política de este tipo.
Bajo el Open Banking, con la democratización de los datos, los clientes podrán migrar sus operaciones a servicios que respeten sus perfiles y expectativas o incluso seleccionar opciones de productos financieros de otras instituciones.
A pesar de los beneficios, muchos cuestionarán la seguridad de la información. Nuevos desafíos, como la administración de interfaces de programación de aplicaciones (API), el control de acceso y la facturación de estos accesos, formarán parte del proceso. La desconfianza es el primer sentimiento que acompaña las innovaciones, pero es importante saber que ya existen mecanismos para proteger datos contra posibles amenazas.
Están disponibles herramientas que facilitan la integración de datos y servicios de terceros en la plataforma de los bancos, sin interrupciones para las instituciones o clientes. Los modelos de seguridad Cero Confianza, por ejemplo, registran y analizan todas las interacciones de los usuarios. Por lo tanto, la fuga de datos y las barreras tecnológicas deben convertirse en excepciones en un universo donde la primera ley es la excelencia en la prestación de servicios y la seguridad.
El ciberespacio ha ganado relevancia en las decisiones económicas, y la información se ha convertido en un atributo valioso. Por lo tanto, tener acceso a la información es la premisa de cualquier usuario.
Sabemos que todos los bancos, tradicionales o no, ya están en un proceso de constante innovación e inversión. Es responsabilidad de esas instituciones acercarse a los clientes. Es derecho de los usuarios tener libertad de acceso y disponibilidad de sus datos. Es deber de las estrategias de seguridad protegerse contra los piratas informáticos y evitar las fugas de datos.